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La pinacoteca de los días

"Mil palabras"

Entre parada y parada, entre pantalla y pantalla transcurre mi vida. Cuando uno fluye como un elemento más que lleva las corrientes que impone el tiempo, uno se convierte en la gota agua caída durante la lluvia, en la hoja que mece el viento. El desprenderse de los lastres del pasado se convierte en una ardua tarea. Y pese a sentir estar viviendo en pos de la consecución de mis sueños, siento que no haya las luces que me indiquen el verdadero sentido de los mismos, para emprender el único y auténtico.

Ahora que mi corazón parece haber cicatrizado, puedo notar que en el proceso se ha metamorfoseado en piedra, una piedra que pide salir de su caja para caer al suelo y dejar de pesar. Ahora que la certeza de que el amor no llamará a mi puerta, quizás para siempre, no tendría porqué preocuparme de ser tachado de la lista de ese programa vital, dirigido por las cadenas de ADN que nos gobiernan. Parece que la genética no me otorgó la carcasa perfecta ni tampoco el programa más idóneo de acción de conquista amorosa. Por tanto, me veo relegado de ese proceso. Esta conclusión me aterraba y me amargaba la vida, como la sangre que se ve inundada por un veneno y no puede hacer otra cosa que dejarse vencer y lanzar señales de dolor. Esos tiempos creo haberlos dejado atrás. Sólo la actitud del guerrero que no tiene nada que perder, me permitirá sobrevivir en este caótico mundo, emanado de la mente más perversa del universo.

 

La frialdad del mundo que me rodea me empuja a luchar, a superar las barreras más canallas. La gente seguirá insultándome y mostrando desprecio, pero eso es algo que no puedo cambiar. Sólo aquellos que sean respetuosos serán mis aliados en las mejores empresas. Llega un momento en que por muchas heridas que te quieran infringir, ya no te afectan tanto, ¡ya no sangran tanto esas heridas!; algo al menos parece ser distinto. Entre los sonidos y las sombras del transcurso de las horas, fluyo como el agua, como esa agua que bendice los campos, como ese agua que da vida.


Enigmas que no lo son tanto

Enigmas que no lo son tanto

Por mucho que lo intento, no entiendo nada. Por un lado, puedo mostrarme liberado y si cabe más evolucionado, pero sigue existiendo un abismo al que me asomo y hace que  todo vuelva carecer de certeza. Por mucho que lo desees no podrás ser el hombre mecánico, no podrás ocultar tus sentimientos enternamente, aflorarán aunque no quieras. Te sumes en el absurdo por no saber como jugar al juego de la vida. 

Pasa un día y fijo mi mirada en una desconocida y ella me la devuelve de forma continua y no precisamente porque parezca molesta, nadie alrededor, por un momento aquello parece un sueño, pero no tiene nada de invención simplemente es por la mañana temprano, el sol poco a poco empieza a iluminar y a pedir lo que es suyo. Pienso en actuar, pero nada pasa mi cuerpo no sigue órdenes contradictorias, o te acercas o te quedas sentado no puedes hacer las dos cosas a la vez, al menos no en la misma dimensión.   Al final, el miedo atenaza mi ser, no hay nada que hacer, no soy dueño de mí mismo, soy un pepele en manos de un monstruo que me persigue y al cual aún no he conseguido vencer, por mucho que imagine que lo liquidé.

 Llega la noche, diluido en mi tranquilidad de la miserable y supuesta quietud, surgen tus palabras vía mensaje instantáneo a través de la gran Red, me saludas y me preguntas que hago (mi rostro se ilumina con una sonrisa), te contesto con la mayor sinceridad, nada del otro mundo (como siempre). Luego me preguntas, porque no nos encontraremos por la tarde, cuando dije que seguramente lo haría, simplemente he cambiado de idea.  Más tarde, me preguntas si comeré allí, no hay motivo para ello a priori. Parece que la conversación se enfría, entonces soy yo el que te pregunta, te pregunto si lo has pasado bien, más bien lo presupongo aunque no es nada difícil de saber, tú misma lo expresas.  

3/10/06 

Al día siguiente con la claridad aún me siguen llegando algunas ideas y palabras, pero se evaporan con el paso de las horas, me sumergo en la normalidad, donde todo está calculado, sé que tampoco te diré nada hoy, seguramente nunca lo haga, la mascarada del hombre mecánico funciona, por mucho que sienta o piense, no actuaré, y esta vez el monstruo en forma de miedo no es quien gobierna sino la normalidad, puesto que no deseo ser arrastrado al abismo y el infierno en que suelen caer aquellos que viven como yo, en un mundo de paranoias y sueños de amor que chocan de forma tan violenta con el entorno monolítico llamado realidad. 

 Por tanto, ya saben el final de la historia, estas son las palabras de otra carcasa humana cuya alma muere y se diluye poco a poco con el paso del tiempo, demostrando la nula transcendencia de su existencia. 

World Press Photo 2005

World Press Photo 2005

Es muy corriente que los bebés te pongan la mano en la boca, la mayoría de ellos lo hacen. La verdad es que no conozco la explicación científica de por qué lo hacen, pero yo creo que es porque les llama mucho la atención que movamos los labios tan deprisa cuando hablamos, y claro, eso ellos lo quieren tocar. Eso es lo que tendría que estar pasándole a esta mamá de África, que sería como todas las demás si no fuera porque en sus ojos se puede contemplar la observación de un mundo injusto para una tierra tan buena como cualquiera, con unas personas tan dignas como cualquiera de las que vive en el primer mundo. Porque Tahoua, Nigeria, un uno de Agosto de 2005 es tan parte de la tierra como puede ser Nueva York, París, Roma o Londres, ese mismo día. Incluso un día triste en el que tienes que llevar a tu hijo al médico.

 

World Press Photo. Photo of the Year 2005- Finbarr O'Reilly, Canada, Reuters
Mother and child at emergency feeding center, Tahoua, Niger, 1 August