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La pinacoteca de los días

Drop

Drop

¿Qué hacer cuando la vida te hace preguntas que para ti nunca han tenido sentido? Todo eso que debería ser de otra manera y que tú nunca terminas de asumir que nunca han sido ni serán (por mucho que te esfuerces o por mucho que lo intentes) de otra manera. A veces, cuando estoy sentado en el sofá verde lleno del polvo de una habitación que se vuelve grisácea y umbrosa a medida que se agota mi tiempo, siento como algo dentro de mí empequeñece, algo que debería estar junto al corazón y que ningún libro de anatomía sabe identificar. Es como si ese algo se moviera dentro y se alimentase a sí mismo de otra cosa que lo hace empequeñecer, y a su vez segregara dentro de mí una substancia amarga y triste, que se me sube por la garganta y los oídos, que me carga el pensamiento y que finalmente se me acumula en los ojos y golpea con violencia unos lacrimales que están al máximo de su capacidad. Y una gota, que muere mientras avanza, se transforma en la mensajera de ese algo que me inunda y me desborda, aquello que me recuerda que a ti no volveré a verte mañana, que a ti te he perdido y que a ti no te volveré a amar nunca más.

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